Boletín digital: TERCER ANIVERSARIO


¿De dónde viene la inspiración?

No llega de ningún lado, sale dentro de ti. 

Existen detonantes externos que desencadenan un terremoto en tu interior con su epicentro en tus emociones y experiencias. Es en ese punto donde la musa anida esperando pacientemente eclosionar en forma de esa nueva idea. 

No es magia, ni inspiración divina, mucho menos la alineación de los astros, es sólo el resultado de la pólvora que recorre tus venas, alimenta tus neuronas y estalla con esa canción, esa conversación, esa pintura, esa película, ese libro…

En mi caso, ésta reflexión estalló mientras veía un episodio de la segunda temporada de The Bear, una serie que se autodenomina como comedia, pero es un dramón sabroso sobre un chef que regresa del mundo de la alta cocina internacional al restaurante familiar mugriento y en decadencia.

—No puedo recomendarte lo suficiente esta serie: buenísima

Como esa canción que juras describe tu vida o ese libro que aseguras fue inspirado en lo que te está pasando, así me gusta verme reflejado en lo que consumo. Aunque personalmente no me sienta en el mejor momento de mi vida, me motiva e inspira observarme en el espejo de la ficción; apreciar el consejo de que, a pesar de todo, se puede salir del hoyo, sin importar lo profundo que parezca. Al final, todo se reduce a la perspectiva: tú, desde fuera, puedes notar que es un bache al ras del suelo, pero desde la mía parece que es profundo y la salida inalcanzable.

Frases como “nunca es tarde para empezar de nuevo” y “cada segundo cuenta” me jalan de mi letargo emocional y, así, yo solito, en un arranque de lucidez, veo claridad en el horizonte creativo. Eso es muy bueno, sin embargo, la niebla de la duda con su densa realidad opaca de nuevo cualquier esperanza. Constantemente siento que desperdicio mi tiempo en un círculo vicioso muy difícil de romper, pero como bromeamos en Engrudo, “hay más tiempo que vida”. 

Hoy hace tres años publiqué el primer número de este boletín digital. No recuerdo qué detonó la necesidad de hacerlo, pero de lo que sí tengo certeza es de dónde salió: de adentro. A pesar de la depresión, frustración, miedo, cansancio, hartazgo y el maravilloso síndrome del impostor, se impuso la necedad que también me caracteriza y este espacio de expresión ha encontrado cabida. 

Tal vez nunca logre percibirme ni a la mitad de cómo me perciben las personas más importantes en mi vida que creen en mí, pero tal vez sí logre detonar en ti esa inspiración que buscas afuera.

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