¿Tu crees en el destino? Ese tema de que todo está escrito y que las cosas pasan por algo.
Yo no sólo no lo creo, sino que estoy seguro —tan seguro como se puede estar de algo que no se tienen pruebas—, que todo eso son, como dice el meme y lo cito: “creencias de gente pendeja”. No lleva dedicatoria particular, ni debes tomarlo personal, todos tenemos creencias que se nos acomodan mejor que otras, y eso no las hace ni mejores, ni efectivas; mucho menos reales.
Yo pienso que, como todo lo que es intangible, todo lo que no podemos someter a nuestro control y, definitivamente, lo que desconocemos, lo metemos —a veces a la fuerza— en la categoría de lo paranormal, de lo divino o de lo metafísico. Porque tener la certeza de que somos tan insignificantes como el todo y como la nada, no nos alienta. Porque saber que estamos tan solos como el último de una especie en extinción, no nos motiva. ¿Qué sentido nos restaría?
La gacela no reza porque no llegue una leona a la pradera mientras su cría se alimenta. Un atún no se “levanta” deseando que sea un gran día en el mar —¡El mar!—, sin saber que en menos de una semana estará bien apretadito en una lata de hojalata y aluminio; eso sí, sin dañar delfines, porque ¡pobrecitos delfines!
Somos el único animal —somos animales, supéralo ya— que se inventa bonitas historias de hadas, magia y deidades como una forma de palmadita en la espalda seguida de un suspiro de esperanza, sólo porque tener la certeza de una realidad sin nada allá arriba —o allá abajo— es demasiado depresivo.
Si con historias de amor al prójimo, de salvación y vida eterna en el paraíso, nos matamos a granel, te imaginas una realidad con la certeza comprobada que nada de eso es real: que no existe el Valhalla de los vikingos, el Shamayim de los judios, el Jannah del islam, el Takama-ga-hara de los sintoístas, los 5 paraísos del mundo mexica, ni los siete svarga sobre el monte Meru del hinduismo, el samsara de los budistas… o la reencarnación del Dalai Lama; seguidos de un larguísimo etcétera.
Si cada uno te parece más inverosímil que el anterior excepto el que tú crees, ten en cuenta que el tuyo suena igual de inverosímil para todos los demás. Sin embargo, a pesar de esa certeza, llegaría alguien con otros datos y regresamos al punto que nos trajo a esta reflexión: ignorancia. Ignoramos más de lo que sabemos: eso es inapelable y sano —cuando hay criterio, sentido común y lógica—.
Así que no importa en qué creas: si te da tranquilidad, si te inspira, si te sana, si te motiva, si te ayuda a seguir adelante, está bien… MUY BIEN; sólo no pretendas imponerlo, ni lo etiquetes como verdad absoluta, ya que las pruebas para ratificar las propias y desmentir las ajenas, se basan en textos mal traducidos tan antiguos, que datan de tiempos de creencias de gente…con menos conocimientos, como el meme.
O sea, no lo digo porque yo lo digo, lo digo porque es la realidad, como el meme.

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